Salgo de un examen que puede resumirse como un estrepitoso fracaso de una hora, independientemente de la nota posterior. Cobro poco más de veinte euros por cinco minutos en que dije algo sobre las encuestas docentes: los cinco minutos mejor pagados de mi vida. Me arrojo a la cama y me quedo mirando a ninguna parte. Me pregunto a dónde voy. Me quedan menos cincuenta páginas para acabar La información de Martin Amis y me gustaría escribir una crítica de estilo pretendidamente literario, pero hace meses que no escribo nada decente. Me planteo acercarme a alguna exposición esta tarde para después reseñarlo como si realmente me fueran a pagar por ello. Me planteo llamadas, traslados de expediente, traslados de mundo. Me instigo para escribir sobre Tic-tac de forma personal o medianamente personal.
No sé si voy a hacer alguna de esas cosas, hoy. Me levanto. Me preparo un café. Me meto la dosis de Facebook. Tecleo en la web de la RAE. Dos acepciones y cuatro palabras que ahora mismo se hacen sinónimas.
8 comentarios:
Después de que Pessoa escribiera el "Libro del Desasosiego", ahora hay que escribir el "Libro de la acedía".
Me ha llamado la atención tus textos, estaré pendiente para ver si sigues adelante -que tienes un blog muy jovenzuelo- y si acaso ya nos presentamos formalmente.
¡Un saludo!
Comportamiento típico en época de exámenes o en la que viene inmediatamente después, el pronóstico no es grave.
aquí falta una entrada
Aquí falta un nombre.
Me gusta bastante tu prosa, es una extraña amalgama entre inercia vital de desazón y polvo acumulado en las botas. O una verdadera perspectiva del mundo tal y como es, y no como lo retratan.
Sigue caminando esa carretera, nunca hay final. Pero vale la pena.
Un saludo y sigue así.
Hola Rosalía,
hacía muchísimo que no te leía (desde que supe que tenías un blog y lo leí y no sé si volví). Personalmente me gusta como escribes, pero ¿sabes qué sería original? encontrar algo vivo que mereciese una palabra certera y esperanzada.
ah! si lo encuentras te plagiaré el motivo
Aitor J
Vaya, existe una palabra para eso...
Podría aprenderla, pero creo que lo haré otro día...
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