miércoles, 17 de marzo de 2010

Irrumpir interrumpiendo o me explico bastante mal

Yo no creo en el oficio. No creo en el artista ni en el artesano, pero me hace gracia el tiburón de Hirst, la basura en las galerías y la mierda enlatada. Me gusta el apropiacionismo. Me gusta el plástico, el látex y el egoísmo, y cada vez más leer en pantalla y en silencio las perlas lechosas de otros. Escribo por onanismo, por diversión, por morbo, por catarsis, por necesidad y por cabreo, no voy a llegar a nada con eso y seguramente mañana o dentro de cinco minutos me arrepentiré de todo o de gran parte. Me adhiero a eso de que no podemos emular a los genios porque nuestra época y nuestros medios son diferentes y defiendo el veintiuno como siglo de la egolatría. Con Internet, que el papel se lo quede quien pueda pagarlo, si ahora podemos poner verde al autor en su propia casa. No cobramos pero eso es lo mejor que puede pasarnos: no somos especiales por creer que lo somos o creer que tenemos un oficio cuando lo que tenemos es pura afición y vicio, mediocridades aparte.
El otro día pensaba que la única forma de parecerse a los de antes es morirse de hambre en el intento de vivir de la literatura.

3 comentarios:

aidanone* dijo...

pues si

Unknown dijo...

¡No te explicas nada mal!

Saludos desde Álter Ego

Anónimo dijo...

El veintiuno el de la egolatría y la depresión.