lunes, 15 de marzo de 2010

Un par de horas con M., un par de días después

Para ser sinceros, nunca me caíste bien, no sé por qué. Ni siquiera ahora. Cuando lo de Ayala, apostábamos por ti como el siguiente, aunque también tuvimos en cuenta a Saramago.
Empecé tres novelas tuyas, acabé dos, me gustó una y media, y ya sé que no te importa, como tampoco te importa que ahora mismo todo el mundo hable bien de ti, de tus novelas, de tu Castilla, de tu afición a la caza y de tu milana bonita, y tampoco te importa que ahora arrecien homenajes y ediciones en tapa dura.

Si no fuera porque creo que no hay nada después, diría eso de que nos espere muchos años, aunque algo me dice que no iríamos a parar al mismo sitio. No me caes, no me caíste nunca bien y estoy harta de que se hable de ti en todas partes sólo porque te ha dado por morirte. Por suerte se les pasará en un par de días, porque la literatura, la de verdad (eso lo reconozco, lo tuyo sí era literatura, a diferencia de lo que se hace ahora) sólo interesa si alguno la diña. Quién sabe, puede que sólo por eso ahora me dé por leerte: porque veré en las librerías, en la paradójica sección de novedades, algo que merece la pena, aunque no me cayeras nunca bien.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A mí tampoco me caía bien, aunque yo sí sé por qué, todo su amor por la caza a mí me produce alergia... Ay, Saramago, temo el día en que me encuentre con su muerte en las noticias, hay personas que merecerían vivir siempre y para mí él es uno de ellos.

Miguel Paz dijo...

Caray, pensé que ya me tenía que conformar sólo con la república esa de Ikea...bendita sea esta otra de tinta, que pensé no volver a ver.