jueves, 8 de marzo de 2012

Soñar con ellas

Todavía sueño, a veces. Se me aparecen esas mujeres, sabes, esas mujeres de otro tiempo que salvaban vidas y luchaban y se me aparecen sin sangre ni golpes ni el cuerpo encogido y entonces se me ocurre que algo, lo que sea, puede cambiar; pero despierto, siempre despierto, y me encuentro con el mismo techo, y espero el café y me acuerdo de lo que he soñado y lo voy repitiendo mientras me lo bebo sin ganas, ya no escucho la radio, para qué, y me acuerdo, es imposible no acordarse, de todo lo que te debí decir y no te dije, quizá porque pensé que no haría falta y las dos lo sabíamos pero yo no te lo dije nunca, hija, ten cuidado, o algo así; hija, otra vez así, no puede ser, no lo mereces; pero callábamos, las dos callábamos y yo evitaba mirar el maquillaje que no tapaba tu alma herida; y lo pienso cuando me subo al autobús como cada día de estos meses que parecen siglos o épocas enteras y miro al conductor que tiene cara de no soñar nunca, y a veces me dan ganas de llorar y es ya pena cansada y no me salen lágrimas y luego saludo a las enfermeras que me miran como si yo no pudiera ya soñar y entonces me encuentro contigo y los tubos en tu cuerpo flaco, amoratado, los labios secos y el pitido de infierno que flota en el silencio de esta habitación y por eso tengo que hablarte y decirte, ahora, todo eso que nunca te dije.


*recorte de un relato por encargo que fue presentado a un concurso organizado por la  Concejalía de la Mujer de Alcalá de Henares. O algo así. Como no ganó, no lo recuerdo. En cualquier caso, ahí está.