domingo, 12 de septiembre de 2010

Los resquicios de la Muralla

Parece, en su enormidad, un reptil en calma que en cualquier momento pueda alzarse, lento, amenazante, cebado de huesos y piedras no tan antiguas como nos quieren hacer creer. La llegada a Jinshanling es una travesía por colinas verdes de escenario de comedia bucólica. Pero a pasar de los esfuerzos por hacerla un paseo que se traducen en sombreros cónicos, fruta desecada, baratijas y lemas (yo escalé la Gran Muralla, frases de políticos, creer que eres un héroe) las piedras, aun romas, doblegan la espalda y ensucian las manos.

Hay muchos tramos que salvar. Al más escarpado no se llega en coche ni se accede con una postal que cuesta cincuenta yuanes (el valor de pisotear los monumentos disponibles). El tramo amurallado que acalla los veintiún años de una historia que no figura en la Historia y que tacha y borra las palabras en cualquier idioma está sin embargo lleno de resquicios.

Es el primer paso, después de la ayuda de dos buenas amigas, una allí, otra aquí.

Es lo poco contra lo que hoy podemos rebelarnos de verdad.

1 comentario:

Beíta dijo...

El reptil se está alzando, poco a poco parece que su piel brilla más y más.

¿Sabes? Me he acordado de ti, he buscado lo de los gatos de la suerte (parece que son originarios de Japón o eso dice la Wikipedia) y hay de un montón de colores, pueden mover las dos patas, o sólo la izquierda o sólo la derecha. ¡Me encantan! Así que le he puesto una pila al que tengo en la habitación que hace bastante que dejó de agitar la pata izquierda. Espero que atraiga el dinero de una vez jajajaja

¡Un besote, y cuídate!