miércoles, 29 de septiembre de 2010

No es sólo escribir bonito

Tan revolucionarios, tan ególatras los artistas de lo que llaman Occidente, cuando salieron del estudio, de la perspectiva quieta y de la soledad del creador caduco, no se dieron cuenta de que ellos [los otros], el Oriente que dibujaron a tinta y flores delicadas ya estaban allí. Ya habían estado allí.

Aquella tarde en el pabellón de las Orquídeas, ya había alguien que compartía con su público el momento [tan poético, tan típico] en el que surge ese algo que fluye, tinta o palabra o gestos, y derramó tinta en una de las más preciadas muestras de abstracción. Ese camino de dudas y tiempos sin pausa posible, con borrones y detenimientos, cientos de años muchas millas hacia el este, invita a jugar. Invita a combinar la tinta, las palabras, las miradas cómplices o inquisitivas del que, al otro lado, nos mira. Ya que al fin hemos conseguido llegar, por otros medios, por otros caminos, hasta una encrucijada, por qué no. A ver a dónde nos conduce todo esto.


(16 de septiembre).

No hay comentarios: