jueves, 5 de agosto de 2010

No future

Dicen que es el futuro. Era automático, como si estudiar cualquier lengua necesitase una justificación, como si intentar comprender la estructura de pensamiento de otro necesitara una excusa tal como que el otro iba a beneficiarnos después.

China igual a futuro era una convención y un dogma que podía ser cierto o irse al carajo como un Hindemburg pero a mí, realmente, me daba exactamente igual. Llevaba demasiados años con declinaciones y usos del verbo sum como para que alguien me viniera a hablar de lenguas vivas o niños muertos con los ojos como símbolos del dólar.

Y es que nadie de todos los que rimaban China y futuro estaba en mi cabeza cuando empecé a repetir una y otra vez, en la biblioteca o en mi cuarto o en algún que otro garito los trazos ordenados de los caracteres, lluvia, luna, sol, amigo, tú, yo, etcétera, hasta que fuese capaz de combinarlos. Llenaba páginas y páginas, márgenes de apuntes, o me emborronaba las manos o manchaba servilletas de descarado presente. La peor tinta es mejor que la mala memoria, recuerdo que leí una vez, y yo tenía que grabarme como fuera al menos cinco mil más para acariciar la superficie de ese poliedro imposible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aprender un idioma nuevo no necesita justificación alguna. Todo lo que sea enriquecerse como persona ya sea a nivel lingüistico o en otro tipo de ámbito bienvenido sea.

Chica lista, me gusta ^^