domingo, 31 de enero de 2010

Inspiración (I)

-Hostal Proust, Pistas creativas. Le atiende Sara, dígame.

-Buenas noches, Sara. Soy Doxa Grey., de la clase de Cuento I: de la idea al papel. Perdón por las horas.

-La inspiración es caprichosa, Doxa.

-Estoy atascada con el ejercicio de esta semana, el de estilo propio, ¿lo tiene ahí?

-Sí, sí, aquí está. “Cuento original de extensión variable de una a dos caras, de ambiente urbano”. ¿Se resiste alguna idea en particular?

-Mire, es que me aburro. Ya he contado todos los encuentros en el metro, el tren y el puto búho, todas las palizas a niños y a mujeres, todas las borracheras lisérgicas, todas las niñerías perversas y las escenitas de parejas bohemias besándose lágrimas bajo la lluvia.

-Entiendo.

-Pues eso. Nos piden originalidad ante todo, pero es que no hay forma. Creo que estoy saturada de originalidad, no sé si me explico. A veces tengo la sensación de que no hay nadie normal.

-¿Y qué tal los gatos?

-Eh... bien, supongo... ¿qué?

-Un cuento sobre un gato pero como si fuera una persona, ambiguo, sin decir que es un gato hasta el final, un golpe de efecto que deje al lector diciendo “hala, claro...”

-Señorita.

-¿Sí?

Colgué para no decirle que me gustaría meterle una magdalena por la garganta. Taché un nombre de mi lista. Empezamos bien. Un puto gato. No estaría mal si no fuera porque había escrito hojas y hojas de movimientos sinuosos, ronroneos y maullidos. Como vuelva a leer otro símil de la mujer que se despereza tras hacer el amor como un elegante felino, mato.
El siguiente en la lista era No somos frikis, venimos de Orión: relato de ciencia- ficción. No sabía si me atrevería, pero siempre sería mejor que uno de creación poética. O no.

jueves, 28 de enero de 2010

Trasnochar(se)

Qué fácil es enarbolar la bandera de Bukowski cuando su obra entera está publicada en Anagrama; qué fácil es hablar de parches anticonceptivos o de masturbarse cuatro veces al día sin nadie que joda con niños y gatos muertos; qué fácil ladrar o aullar a un punk del que sólo queda el nombre y algunos discos viejos, sin que a nadie se le ocurra que aún existen simpatías por el diablo.

A veces creo que necesito un enemigo.

sábado, 23 de enero de 2010

La utilidad de mi blog

Resulta que he vuelto por aquí. Después de unos meses en los que fui mala, muy mala para algunos, muy hija de puta para otros; unos meses en los que se me quitaron las ganas de coger un bolígrafo y me largué muy lejos a simular que vivía.

Cuando leí 2666, a mitad del verano del 2009, me di cuenta de que estaba haciendo el imbécil. Al menos con la escritura. Por eso cerré el blog. Aunque seguí haciendo el imbécil con otros aspectos de mi vida, desaparecí un mes, volví para continuar eligiendo la peor de las opciones posibles y ahora, a un par de semanas de que comience el año del tigre (aunque visto lo visto, creo que hace años que no salimos de la era de las ratas) vuelve la necesidad de escribir o más bien de exhibir a los otros lo que hago, que es más bien poco.

Esta bitácora es totalmente inútil porque yo no tengo nada que ofrecer. No escribo para ningún otro soporte (al menos de momento), mi vida es como la de tantos otros universitarios a tiempo parcial, y mi gramática de la imaginación no me da para contar una buena historia. Así que me quedan los otros, los que sí que saben, a los que cito, a los que admiro y que en la mayor parte de los casos no se quejan porque están muertos. Leerme es una forma de voyeurismo y otra opción de las infinitas que existen hoy en día para perder el tiempo.

martes, 19 de enero de 2010

Escombros del 2009

Esto te puede interesar./Te lo dije./ Este tío es un trovador./ Somos una generación perdida./Vamos a desprogramar la asignatura./Podéis escribir un artículo opcional./Tengo que ponerme con el inglés ya./No puedo dormir./No me jodas que se me ha pasado la beca./No tengo hambre./ Desde que leí Tintín y el Loto Azul, así de simple./Hey, ¿qué te ocurre?./Para que no comas sola./Ros, estoy aquí./ Razones por las que solicitar la huida./O limpias o me largo./Nos hemos sentado en el peor sitio./Se me ha puesto la piel de gallina./ Pero tú sabes lo que tengo que estudiar./Pues yo voy solo al cine casi siempre./Vete a la mierda./Se va a enterar./Eso es muy vitriólico./Ponte una Voll-Damm./No me la van a dar, ya verás./Dímelo a la cara, dime que no me echas de menos./Lucifer toca en un music-hall./No, no tengo hambre./No pienses en ello, es mejor./No puedo más./Panda de cobardes./No puedo, no tengo tiempo./Sabes que estoy ahí./Pero dímelo a la cara./Me voy a China y no me lo creo./¿Ves? Ya no hay nada./Eres todo lo que odio./Me vuelves loco./No seas cínica./Esta ciudad es tan tranquila que da ganas de gritar./Aquello es otro planeta./No tiene conversación./Vente en fin de año, pero tomas uvas./Debo ser un milagro médico./Sólo el café./Es la primera vez desde que volví que me siento en casa./ Cojonudo no, lo siguiente./A veces pienso cómo le irá./Gan-bei es hidalgo./No, ya no. Lo siento.

viernes, 15 de enero de 2010

Propuestas para Samanta Villar (el regreso)

Es gracioso porque ahora nadie me creerá, pero hace mucho (veo ahora que el 3 de marzo de 2009, cómo pasa el tiempo) escribí en este blog una reseña sobre ese inefable programa llamado 21 días, a cuya estrella, Samanta Villar, proponía una serie de ideas para futuros programas que vuelvo a copiar aquí:


"El ser humano, hasta una cierta edad, necesita darse cuenta por sí mismo de lo es meter los dedos en un enchufe, aunque ya le hayan dicho que es malo; y hasta que no se da el calambrazo no dice “ah, pues era verdad”. Cuando todo esto se televisa y una persona se dedica a meter los dedos en un enchufe de forma sistemática, y a intentar desmentir tópicos “ah, pues quema más de lo que pensaba pero por dentro, qué curioso”, o “mira, no se pone el pelo blanco”, “lo del tizne en la cara es mentira, aunque a lo mejor si los dejo un poco más...”, entonces se dice que ha reinventado el periodismo de investigación en un formato novedoso.

Ha sido una pena que me enterara tarde de que Cuatro dejara enviar preguntas a la reportera, que ahora mismo debe de estar poniéndose hasta las cejas de costo después de haberse pasado 21 días sin tener que pagar el alquiler durmiendo entre mendigos como buena solidaria para después no comer y sentir todo eso que sienten las anoréxicas; más o menos como Super Size Me, pero al revés y llorando mucho. Como la próxima después de esto sea vivir 21 días como una pornostar, ya sabremos todos de qué palo va.

Ya que lo de los porros ya está propuesto, y como ya no puedo enviárselas a la cadena, desde la República de tinta le propongo:

Que pase 21 días metiéndose caballo con una jeringuilla comunitaria.

Que se tire 21 días prostituyéndose.

Aunque creo que lo mejor y más emocionante para todos sería que intentara llegar a 21 días jugando a la ruleta rusa."


Recupero el texto sólo porque ayer me enteré de que el reportaje dedicado al porno se va a emitir dentro de poco.

Por probar que no quede: Repito, señorita Villar, ¿para cuándo lo de la pistola?

martes, 12 de enero de 2010

El exhibicionismo no tiene excusa

No sé muy bien qué hago reabriendo si lo abandoné por hartazgo, cuando después de casi un año encantada de haberme conocido me fui paulatinamente cayendo cada vez peor. Supongo que, como se encargan de repetirnos las canciones, todos merecemos otra oportunidad, quemar todo lo escrito y dejar que la ceniza nos cubra las pestañas.

Lo importante es dejarse ver. El anonimato es algo relativo: en la ciudad los rostros se emborronan y se confunden, pero en la otra ciudad hecha de celdas azules hay nombres, apellidos y fotografías que atestiguan que no podemos escapar de nuestras vidas y que no podemos elegir lo que se sabe de nosotros.

Al menos, aquí puedo elegir los fragmentos de vida que muestro.