sábado, 21 de mayo de 2011

Que no nos hagan el avión

Siempre se las han ingeniado para que tragáramos. Nos han cambiado el plato, nos han puesto sal, pimienta o sombrillitas de colores. Pero ya no somos niños. Ni tenemos, pese a todos sus esfuerzos, un solo pelo de tontos.
No vamos a enrabietarnos, ni a chillar, ni a tirar la cuchara. Simplemente nos vamos a sentar, con la boca sellada, y a negar con la cabeza ante esas sonrisas que se les van a quedar frías.
Nos dirán que muy bien, que si no lo queremos, nos lo guardan para la merienda, o para la cena, o para el desayuno de mañana.
Pero saben que por mucho que intenten conservarlo, terminará apestando a podrido. Y hasta ellos tendrán que admitir que esto no hay quien se lo trague. Ya no.

2 comentarios:

Daniel dijo...

No sé. Cuántos votos volverán a caer mañana a los partidos mayoritarios, apuestas en firme para que todo siga igual. Cuántos tragarán otra vez el pescado disfrazado con ketchup. O, para ser más hispanos, cuánta carne putrefacta seguiremos tragando con los sentidos despistados por el garum.

Menlove Avenue dijo...

El disparo de salida ya ha sonado, esto es como una carrera de fondo, ahora hay que seguir, de forma constante, aunque sea despacito ("xino-xano" como decimos los catalanes) pero no pararse.

Excelente texto. Un saludo.