domingo, 24 de abril de 2011

Nieva

Hace tanto frío que la cremallera del bolsillo me muerde la piel, y la leche del desayuno ya no calienta la garganta, pero no hace falta hablar, sólo seguir amontonando nieve y terminar el muñeco que estamos haciendo.
Qué ilusión, hermanito, la nieve, qué contento y qué ilusión te hizo cuando te desperté hoy y te dije ssshhh ya verás y te puse la leche en el tazón del desayuno con la mano metida en el bolsillo, bebe la leche hermanito que vamos a jugar con la nieve, ya verás qué sorpresa damos a todos, y cómo callabas con los ojos bien abiertos, por una vez cómo callabas, tú que siempre hablas de más y siempre gritas con esa vocecilla ruidosa todo lo que hago aunque te diga ssshhh pero hoy dije ssshhh y como era nieve recién caída, cuajada, blanca, la nieve que te prometí, te acuerdas, callaste y sigues callado cuando la nieve te rodea, con los ojos cerrados y escarcha de leche helada en las comisuras de los labios, la nieve me irrita la piel pero tengo que acabar antes de que despierten todos y te busquen, pero aún no ha amanecido y aún queda tiempo y aún siguen cayendo esos copos lentos.

1 comentario:

Leila dijo...

Qué textito tan blanco. Me encanta cómo juegas con todos los sentidos, es que no se te escapa ninguno. Pero lo mismo has hecho con el color: qué menos que mezclar todos los colores para dejarnos a todos embargados de luz y silencio.