Cuando ya ha pasado el tiempo suficiente [el tiempo de duelo] para que lo que sea de que queramos hablar esté muerto, enterrado y reseco, ordenamos las acciones en secuencias de actos que [en parte] nos justifiquen: hicimos aquello porque era necesario para que ocurriera esto, etcétera; y está bien, es gratificante saber que todo aquello ocurrió para llegar a donde estamos ahora, que fue necesario convertirse en una noctífaga hija de puta capaz de morder a su propia madre para ahora ir sonriente cada mañana al trabajo.
Tranquiliza pensar que todo tiene una razón a posteriori, que vamos en la dirección correcta hacia un cierre perfecto de anagnórisis en el que reírse de todo esto.
Siempre que todo esto, claro, no venga a ser una estructura circular sin tiempo ni espacio, condenada a repetirse y repetirse y repetirse en una noche que puede palparse en sus coordenadas ciegas. Y entonces, vamos a ver cómo salimos de aquí.
3 comentarios:
Claro, si no fuera así no serias capaz de volver a alcanzar esa posición cuando dejes " al siguiente" en calzoncillos...
"Conocerse a uno mismo" lo llaman, aunque luego tus amigos te dicen egosita y qué se yo.
...
Curioso todo lo q hay por aqui. Ahora, tener que tirar de diccionario cada parrafo te hace perder el hilo, mrs. filologia.
A mí me gusta más que sea circular, tiene más intringulis. Y así las razones pueden venir de todos los lados o de ninguno (según vayamos viendo) yuhu!
Saludos Rosalie
Cíclico, cíclico... muy cíclico
Todo puede cambiar si queremos, claro
;)
Publicar un comentario