lunes, 27 de diciembre de 2010

[Mès] mes [més]

Madrid queda en ornamentos, delitos y frío.

Los arqueros tártaros tienen el sueño de piedra y tensan los labios con asperezas de arena.

[Y sólo la he probado].

Tu mente huele a otoño y te mordía las clavículas y [no] romper un silencio así no tiene perdón. [No me dejes a solas con las tijeras] cruzará el Atlántico, algún día: Barco, a la deriva: a quién me recuerda.

Y la Musa, [co]n solo in(te)[r][ve-(n)]ciones.

[…]

No es. [¿y?]

[Más]caras y llantos de mandrágoras resecas.

 Anoche soñé que mi paladar se disolvía y recordé el gusto en la lengua del cristal y del azogue. Porque no soy [no quiero] reflejos ni cristales, sino ese pedazo del espejo del diablo que se te clava en el ojo y te hechiza para que cruces el hielo.

¿Y?

Algún día inventaré un idioma conformado de hilo rojo, de duermevelas y de epifanías.

[Ya no eres más que sombras.]

viernes, 24 de diciembre de 2010

Poco más que añadir VI

D.AGUSTÍN: (serio, como quien acude a un sepelio) - Parece mentira que todavía tengas ganas de cachondeo. Toda la vida cargando con el peso de otros. (Colocan el pesado baúl encima de la pila) y quién me lo va a tener en cuenta ahora que se ha acabado todo... Total, ¿para qué? Para acabar haciendo inventario de lo que nadie quiso, para acabar haciendo inventario de lo que dejó el tiempo. Toda la vida buscando....

 [...]


-Butacas desfondadas..., dos. Marco dorado..., uno. Veremos a ver cómo vamos a salir de todo esto. 

Perdonen la tristeza, Eusebio Calonge. 

lunes, 6 de diciembre de 2010

Con tacto (I): tersuras

Toque, toque, sin miedo.

Suave, ¿verdad? Piel de una sola pieza. Y qué me dice del acabado.

Ya se lo dije por teléfono: ofrecemos, frente a otros, calidad. Y una artesanía exclusiva. El precio se encarece, claro. Y más ahora, en estos tiempos. Pero créame, merece la pena. Pero tóquela: qué piel. No va a encontrar jamás nada tan suave como esto.

El gran problema, sabe, siempre ha sido la materia prima que es precisamente nuestro sello. No hay apenas proveedores y es muy difícil entrar en el mercado. La gente aún es reacia, está demasiado acostumbrada a lo inmediato, al aquí y ahora, lo sabrá mejor que yo. La crisis estimula, dicen. Cuesta que una idea como ésta tenga éxito. Pero créame, luego ven el resultado y se vuelven locas. Todas van a querer uno.

Imagino lo que va a decirme. Ya lo sé, el proceso es demasiado largo, pero no nos queda más remedio. Intentamos abreviarlo en la medida de lo posible, pero no da el mismo resultado que con los nueve meses estipulados.

Toque, toque. Me juego lo que sea a que no ha tenido nunca nada igual entre sus manos.

¿Qué le parece?