miércoles, 31 de agosto de 2011

Nos reiremos del [y con] estilo


Ahora que ha pasado el tiempo [de duelo], es hasta ridículo ver cómo ciframos la realidad de lo vivido, cómo convertimos en metáfora el último polvo, la última línea o el último resuello para crear la ilusión de eso, de estar creando, de estar al fin en esa Literatura inalcanzable y soñada mil veces en la penumbra de los bares, esa Literatura a la que acercarse esculpiendo las palabras en la boca y en las hojas de una libreta de papel libre de cloro, y da mucha vergüenza releer ahora esos mira qué he hecho, mira qué he dicho, qué bien suena y qué bien escogidas como perlas las palabras, porque esas palabras quizá en menos de un año nadie recuerde ni use [siempre en detrimento de la imagen] y a veces se me ocurre, sólo a veces, si no nos estaremos envenenando de metáforas. 


Creo que me vuelvo a la escuela.  

martes, 2 de agosto de 2011

[Es]tiras de un verano o Madrid no se acaba nunca

Antes no era así. Pero ahora, cuando estalla julio en tormentos de verano, está la compañía para beberse [no Martín Códax pero sí el frescor y el cuerpo de noches infames] y bailar con las sombras canciones sin nombre que suenan a soul.
Amanece calma. 
 Descubres que flotas descalza entre paredes blancas; 


Caes en quince, en siete y en tres tiempos, te alzas en dos, en uno, [respiras]
Y cuando te cierran los ojos [lejos, muy lejos, se apaga el rumor de truenos] descubres que la oscuridad es un lienzo de seda que te envuelve y te protege de suplicios que no tienen que ver con madrugar por las mañanas y así, ojos cerrados, planeas, exploras, buscas recovecos, te abres [en círculos], te arrastras, te meces, te lanzas, y [movimiento auténtico] en los tiempos que hagan falta, te incorporas a tiempo para que suenen campanas. 


Agosto abre los ojos, y mira al final del cable. Comienza [despacio, sin miedo] a caminar.